Gestión emocional de la diabetes: Los apoyos

Introducción

Si te has animado a leer esta entrada, muy probablemente seas capaz de autogestionar la diabetes de forma exitosa. Sin duda, con esfuerzo, pero puedes con ella.

Pero, ¿se puede hacer de forma más inteligente?

Opino que, no hay que aguantar hasta estar ahogándose para solicitar auxilio. El esperar demasiado hace que todo sea más difícil.

Esa idea también es válida para el gobierno de tu diabetes. Ten en cuenta que aplazar la solicitud de colaboración hace que se corran bastantes aprietos:

  • De ponerse en riesgo por aplazar la petición de ayuda.
  • De que aflore un intenso sentimiento de soledad.
  • De que no sepan cómo ayudarte por no haber tenido la oportunidad de “practicar” el cómo hacerlo.

Por el contrario, rodearse de personas que colaboren contigo tiene múltiples ventajas entre las que destaco las siguientes:

  1. Es mucho más cómodo. Como enfermedad crónica que es, la diabetes demanda atención constante y puede acabar siendo muy pesada. Como sabes, es una carrera de larga distancia y conviene dosificar las fuerzas. Si delegas algunas tareas menores, la carga será un poco más ligera.
  2. Es más sensato. Más inteligente. Cuando es uno quien ejecuta las tareas, lo hace desde su propio punto de vista. El compartir con otro permite contemplar los quehaceres desde otras perspectivas.
  3. Es enriquecedor como persona. Está claro que compartir las preocupaciones, las tareas, los logros, etc., humaniza. Recuerda que, como decía Aristóteles, las personas somos “animales sociales”, que necesitamos de otros para sobrevivir.
  4. Es efectivo. La colaboración de otros hace que la autogestión de la diabetes sea más efectiva, entendida esta como la capacidad de conseguir el efecto deseado con el menor esfuerzo posible.

Diferenciar entre “QUE LO HAGAN” y “QUE COLABOREN”

Es fundamental establecer esta diferencia ya que ese “pequeño” matiz recorre caminos muy diferentes y por lo tanto lleva a resultados muy alejados.

Dos de las metas a las que cualquier persona aspira son la de ser responsable y ser autónoma. Con la primera se pretende que cada cual asuma aquello que le corresponde. Con lo segundo que sea competente a la hora de hacerlo.

Cuando se solicita colaboración se refuerzan ambos propósitos. Pero si alguien lo hace por ti, se pervierten.

Veamos un ejemplo: Imagínate que un señor con diabetes delega en su esposa los cálculos nutricionales del menú diario. Poco a poco va perdiendo la capacidad de calcular ya que no está en su cabeza, siempre lo ha hecho su esposa. ¿Qué pasará si un día debe hacerlo por sus propios medios?

Pide ayuda

Opino que renunciar a que otros colaboren contigo es una pésima idea.

Pero para que su ayuda te sea de utilidad, necesitan que les indiques en qué pueden asistirte. Sin esas indicaciones por tu parte, se convierte en un auxilio descarrilado (con mucha energía, pero desaprovechada), fuera de control y eso también es una mala idea.

¡Necesitan que los organices!

Me gustaría transmitirte esta idea con el símil de una orquesta. Imagina que cada persona que está dispuesta a ayudarte es un músico de la misma. Por excelente que sea tocando su instrumento, si no hay un director que l guíe, la melodía (léase el control de la diabetes) puede ser un verdadero desastre.

Es responsabilidad tuya organizar y administrar los apoyos con los que cuentas para que todo esté armonizado.

Tú eres el director. Y como tal debes conocer profundamente la partitura que quieres interpretar. En lo que respecta a la diabetes, se trata de que tengas profundos conocimientos de la patología. Esa es responsabilidad tuya. Sólo así tendrás claro qué solicitar a cada persona con la que cuentas. En fin, que, si pretendes que haya armonía en tu vida, no te libras de la educación diabetológica.

La orquesta que diriges tiene tres familias de instrumentos: Las personas queridas, el equipo sanitario y otros/as con diabetes.

Pide a cada uno aquello que pueda ofrecerte

Quizás esto te parezca una obviedad, pero no siempre se es consciente de este detalle a la hora de solicitar colaboración.

No busques, por ejemplo, que otras personas con diabetes resuelvan cuestiones que pertenecen al ámbito médico. Tampoco pidas al personal sanitario que te atiende que sea amigo tuyo.

Así es como lo veo: Cuando pides a alguien algo que no puede darte se siente frustrado porque esa persona está deseando acompañarte en este viaje, pero no de esa manera. Por otro lado, probablemente también a ti te invada la frustración ya que has pedido ayuda y no la has recibido.

Imagínate que yo le pido a mi hermana (que no conoce el mundo de la diabetes) que me diga si debo subirme una unidad de insulina o dos en determinada circunstancia. Por supuesto no podrá responderme. Pero sí la necesito para tomarse un café conmigo cuando todo se me hace cuesta arriba.

Así que, veamos qué pedir y a quién.

Personas queridas

Este grupo de la orquesta está compuesto por familiares, amigos, personas con las que mantienes ciertos lazos afectivos.

En este sentido, lo que conviene solicitarles es:

  • Apoyo afectivo (que te quieran y te lo demuestren).
  • Que te escuchen cuando te sientes frustrado. Que te aplaudan cuando has alcanzado, un logro que te parecía difícil de conseguir.
  • Que te descarguen de algunas de las tareas para que no sea todo tan pesado. Por eso conviene que, según el grado de implicación, conozcan ciertos aspectos de la diabetes para poder ayudarte.

Quizás no puedan entender completamente que sientes cuando tienes una hipoglucemia o cuando muestras frustración cuando descubres lo alta que tienes la glucosa. Y desde luego tampoco los necesitas para interpretar tu analítica anual.

El personal sanitario

Lo componen los profesionales con los que cuentas: el equipo de atención primaria, el de endocrinología, oftalmología, psicología, nutrición, etc. Incluso tu farmacéutico de confianza y los técnicos del infusor que llevas. Sabes que en esta patología hace falta un seguimiento sistemático y varios quienes que deben intervenir.

Son muchas las cosas que puedes pedirles relacionadas con la diabetes:

  • Seguimiento de la patología.
  • Educación diabetológica necesaria para tomar decisiones con más garantías.
  • Que resuelvan aquellas dudas técnicas y tecnológicas que te puedan ir surgiendo.
  • Que te asesoren en la toma de decisiones que debes tomar relacionadas con el tratamiento.
  • Ayuda para adaptar el tratamiento al estilo de vida que pretendes seguir.

No se trata de buscar amigos, aunque después de tanto tiempo de relación, lo más probable es que os hayáis cogido cierto cariño mutuo. No es el objetivo, pero ayuda el percibirlos cordiales.

Otras personas con diabetes

En este grupo están otras personas con diabetes que puedas conocer (a través de la asociación de diabetes, de las redes sociales…). Son personas que experimentan en propia carne lo que supone vivir con diabetes, personas que en su día a día se enfrentan a situaciones parecidas a las que tú debes dar cara.

Lo hacen a su modo porque, como sabes, no hay una forma “buena” de proceder y las demás sean malas. La diabetes tiene demasiadas variables, demasiadas aristas para que todo sea tan simple como encontrar la correcta. El objetivo es encontrar aquella manera que, en tu caso, es la más adecuada de todo el abanico de posibilidades que existen.

De ellas puedes esperar:

  • Compartir experiencias.
  • Aprender de su forma de proceder (“¿tú qué haces cuando…?”).
  • Conexión con lo que te ocurre y con lo que puedes estar sintiendo.
  • Trabajar juntos para conquistar derechos para el colectivo.

Así que su experiencia es a nivel de “usuario”. Por ello no conviene (aunque se hace con frecuencia) solicitar opiniones de “profesional”. Evita, pues, debatir cuánta insulina debes ponerte, cuál es tu peso ideal…

No digo que su experiencia no pueda ayudarte. Puede ser buena siempre que la encuadres correctamente en el plano en que se encuentra: Como interesado y no como sanitario.

A modo de colofón

Te resumo algunas de las ideas que he intentado plasmar y te invito a que reflexiones sobre ellas.

  1. No esperes demasiado para demandar ayuda.  Solicitarla demuestra inteligencia y no debilidad.
  2. Pide a cada uno aquello que pueda ofrecerte.
  3. Organiza adecuadamente tu orquesta.
  4. No olvides que tú eres el director y máximo responsable de ella.

Te deseo mucha suerte.